A Mis Cuarenta y Diez
Joaquín Sabina
Letra:
A mis cuarenta y
diez,
cuarenta y nueve
dicen que aparento,
más antes que
después,
he de enfrentarme al
delicado momento
de empezar a pensar
en recogerme, de
sentar la cabeza,
de resignarme a
dictar testamento
(perdón por la
tristeza).
Para que mis
allegados, condenados
a un ingrato futuro,
no sufran lo que he
sufrido, he decidido
no dejarles ni un
duro,
sólo derechos de
amor,
un siete en el
corazón y un mar de dudas,
a condición de que no
los malvendan, en el
rastro, mis viudas.
Y, cuando, a mi
Rocio,
le escueza el alma y
pase la varicela,
y, un rojo
escalofrío,
marque la edad del
pavo de mi Carmela,
tendrán un mal
ejemplo, un hulla hop
y un D’Artacán que
les ladre,
por cada beso que les
regateó
el fanfarrón de su
padre.
Pero sin prisas, que,
a las misas
de réquiem, nunca fui
aficionado,
que, el traje de
madera, que estrenaré,
no está siquiera
plantado,
que, el cura, que ha
de darme la extremaunción,
no es todavía
monaguillo,
que, para ser
comercial, a esta canción
le falta un buen
estribillo.
Desde que salgo con
la pálida dama
ando más muerto que
vivo,
pero dormir el sueño
eterno en su cama
me parece excesivo,
y, eso que nunca he
renunciado a buscar,
en unos labios
abiertos,
dicen que hay besos
de esos que, te los dan,
y resucitan a un
muerto.
Y, si a mi tumba, os
acercáis de visita,
el día de mi
cumpleaños,
y no os atiendo,
esperádme, en la salita,
hasta que vuelva del
baño.
¿A quién le puede
importar,
después de muerto,
que uno tenga sus vicios…?
el día del juicio
final
puede que Dios sea mi
abogado de oficio.
Pero sin prisas, que,
a las misas
de réquiem, nunca fui
aficionado,
que, el traje de
madera, que estrenaré,
no está siquiera
plantado,
que, el cura, que ha
de darme la extremaunción,
no es todavía
monaguillo,
que, para ser
comercial, a esta canción
le falta un buen
estribillo.
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